Uno de los actos más peculiares de nuestra estación de penitencia, es cuando, a la salida de la Parroquia, desde nuestro vecino Museo del Vidrio, se canta en latín a nuestros Titulares.
Quien mejor que el Gerente de dicho Museo, para explicarnos el contexto de dicha interpretación y, por ello, le agradeceremos su atención año tras año.
A partir de su fundación en la primavera del 2009, el Museo del Vidrio y Cristal de Málaga, siempre ha intentado participar con sus vecinos en la regeneración del barrio donde estamos ubicados, trabajando para mejorar su futuro, pero sin renunciar nunca a estudiar, promocionar y respetar su importantísimo pasado, porque somos muy conscientes de vivir en un lugar sumamente especial de Málaga que ha ocupado desde época inmemorial uno de los puestos más relevante en la historia de esta ciudad.
Por eso, no nos olvidamos que en nuestras calles se levantan algunos de los edificicios más hermosos y relevantes del barroco andaluz, como son la iglesia de San Felipe Neri, la Gota de Leche, el palacio de los condes de Buenavista y el Instituto Vicente Espinel.
Este último fue, sin ningún tipo de duda, el mayor centro cultural de toda la provincia hasta la creación de la universidad de Málaga. Es precisamente por respeto a la singularidad histórica de nuestro entorno (el antiguo Arrabal arabe de la Funtanalla, que tras la reconquista tomo el nombre de Barrio Alto), la razón que nos mueve a proclamar nuestra Fe cantando en latín a las Santas Imágenes de nuestra parroquia.
La elección de interpretar música sacra barroca nos parece más adecuada, porque el latín no es solo la lengua oficial de la Iglesia Católica, sino que representa el idioma más universal y docto de la civilización Europea, con lo cual queremos subrayar que, aunque en nuestro vecindario siempre hemos vivido personas de a pie, sencillas y trabajadoras, también es un barrio culto, porque es la sede del instituto de enseñanza superior más antiguo de la ciudad, donde se mantiene una fuerte vocación erudita y pedagógica.
La elección del Crucifixus de Vivaldi para la salida de la procesión de nuestros queridos vecinos de la Hermandad de la Salutación, tampoco ha sido cuestión del azar. Fue una sugerencia del reverendo Hugo Vandekerkhof, sacerdote y gran latinista belga, que durante muchos años se ocupó del departamento de música del Vaticano. Nos lo recomendó porque forma parte del Credo de Vivaldi, una de las composiciones sacras más bellas y conmovedoras del barroco. Se trata de un hermoso lamento, desgarrador y lleno de dolor, dedicado por dos voces femeninas al Cristo Crucificado, lo cual corresponde perfectamente con el encuentro de Cristo con la Santas Mujeres que es parte fundamental del paso de la Salutación.
Un saludo cordial
Gonzalo Fernández-Prieto Director del Museo del Vidrio y Cristal de Málaga