Estación de Penitencia, como razón fundamental de la constitución de la Hermandad y como su principal acto de Culto Público, es una solemne rogativa que esta Fervorosa Hermandad y Antigua Cofradía hace anualmente cada Domingo de Ramos a la Santa Iglesia Catedral Basílica, acompañando a sus Sagradas Imágenes Titulares. Yendo en procesión desde un Templo menor al Templo Mayor de la ciudad, como expresión manifiesta de su comunión con la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana, como signo público de nuestra identificación como hijos de la Iglesia y de manera que mueva a devoción a los fieles, dando gracias a Dios por los beneficios recibidos e implorando su divino auxilio.

El día de la víspera, Sábado de Pasión, la Hermandad celebra la Sagrada Eucaristía, como deber y compromiso de realizar debidamente preparado la Estación de Penitencia.

Durante la Estación de Penitencia en la Catedral, todos los integrantes del Cortejo Procesional rinden adoración al Santísimo, deteniéndose el Trono en Su Presencia. Mientras tanto, se reza un Vía Crucis dirigido por nuestro Director Espiritual.


Tras partir del interior de nuestra Sede Canónica, la procesión se dirige por la  calle Parras hacia la Cruz del Molinillo para internarse en la zona de La Goleta y llegar hasta el Monasterio de San José de las Reverendas Madres Carmelitas Descalzas, donde el cortejo se detiene para que nuestras Hermanas Carmelitas a través de la celosía de su ventana, puedan ver en su clausura, al Nazareno del que fueron madrinas de su bendición y cantarles una oración en medio del recogimiento de los que se congregan en las inmediaciones.

Tras un intenso callejeo por las calle del centro, nos adentramos en las calles que componen el  recorrido Oficial.

Unos metros más adelante nos espera la Catedral de Santa María de la Encarnación donde la Hermandad realiza su Estación de Penitencia, tras esta, la recogida calle San Agustín con la cerrada curva hacia la calle Granada, donde cada año se congrega un numeroso público para ver pasar el cortejo por este particular enclave malacitano.

Tras el regreso a las calles de nuestra feligresía, rozando la medianoche, se repite la complicada maniobra de la salida para dar por finalizada la Estación de Penitencia